El paso migratorio de las aves rapaces sobre El Salvador es un evento anual que une a biólogos y amantes de la naturaleza en labores de conteo.
Cada año El Salvador se convierte en un puente para miles de aves rapaces, también conocidas como azacuanes, en su ruta migratoria del norte al sur del continente americano. Por tradición, en el país su paso se asocia con el cambio de época de lluviosa a seca, ya que se realiza de mediados de septiembre a mediados de noviembre, con mayor presencia sobre el cielo salvadoreño en octubre.
Desde el 2005, en esta época, el grupo de observadores de aves rapaces de El Salvador inició conteos anuales para conocer más sobre las rutas que utilizan, cuáles son las especies que visitan el país y la forma cómo se desplazan.
Óscar Bolaños, biólogo y miembro del grupo, explicó que fue a principios de los años noventa que se iniciaron esfuerzos para investigar las aves en el país. Gracias a estas acciones, se ha logrado descubrir y reportar nuevas especies. Al mismo tiempo, se determinó que, durante el paso de los azacuanes, son 15 especies de rapaces que utilizan el país como lugar para descansar, como gavilanes, halcones, aguilillas y dos tipos de zopes.
El Salvador sirve a estas aves como lugar de paso para alimentarse y abastecerse. En ese período, utilizan tanto rutas en la zona montañosa como en la zona costera, desplazándose así por todo el territorio salvadoreño. “Hay tecnologías, como la telemetría, que se utiliza para darle seguimiento a las rutas que tienen”, informó Bolaños, quien señaló que muchas de las especies vienen desde Alaska, Canadá y Estados Unidos hasta llegar algunas a la Patagonia, en Argentina.
Los conteos se realizan desde varios sitios, como El Imposible, la Cordillera del Bálsamo, la Puerta del Diablo y Suchitoto, este último es un punto que utilizan bastante, debido a la laguna de Suchitlán, donde encuentran alimentos y un lugar donde alojarse.
El año pasado se logró contabilizar 320 mil individuos. Bolaños apuntó que buscan que más gente se interese por conocer sobre las aves rapaces y compartir sus conocimientos para implantar una cultura de educación ambiental. Por ejemplo, el cuidado de los bosques y las zonas donde las aves descansan es esencial para que en un futuro no se vea amenazado su paso por el país, sobre todo por la importancia que tienen para el ambiente. “Este tipo de aves son controladores biológicos y nos ayudan a que el ambiente se mantenga en equilibrio”, puntualizó.
320 mil aves se contabilizaron el año pasado.
15 Especies son las que usan el país como paso migratorio.
• A través de esta actividad, Bolaños expresó que buscan acercarse a la población y brindarles educación ambiental. Las horas en que más vuelan son entre las 8:00 a las 9:00 y de las 3:00 a las 4:00 de la tarde. Para volar, los azacuanes no usan mucha energía ya que usan las corrientes verticales de viento y suben como en forma de remolino, luego solo se deslizan.Lo que era en mi niñez y juventud un mito, se volvió, hace unos años, una aparición fugaz y alucinante. Un caudaloso desfile de emigrantes –que pude registrar en vídeo- me habían confirmado que era cierto: Cuando el invierno inicie o acabe, ahí estarán: LOS AZACUANES, como inequívoca señal. Así lo han confirmado por años nuestros abuelos y antepasados con su aguda observación: “-Ya van a comenzar las lluvias”, o bien, “-Ya se va a acabar el invierno”, decían, cuando miraban pasar esos enigmáticos pájaros surcando el cielo en peregrinaje silencioso.¿Qué son los azacuanes?
Son aves migratorias constituidas por distintas especies que recorren nuestro continente entre el Norte (Alaska, Canadá, E.U.) y el Sur (Colombia, Brasil, Argentina... hasta la Patagonia). A estas aves que se mueven en grandes grupos (de cientos o miles a la vez) los biólogos les conocen como rapaces, dado que en su mayoría se trata de halcones, águilas o pequeñas aves cazadoras como los cernícalos. Sin embargo, también viajan entre el grupo otras aves como zopes, cigüeñas.Algunas de las especies que más nos visitan durante la migración.
- Aguililla ala ancha (Buteo platypterus)
- Zopilote aura (Cathartes aura)
- Gavilán de Swainson (Buteo swainsoni)
- Milano de Misisipi (Ictinia mississippiensis)
- Cernícalo americano (Falco sparverius)
- Halcón peregrino (Falco peregrinus)
- Águila pescadora (Pandion haliaetus)
- Zopilote cabeza negra (Coragyps atratus)
- Gavilán rastrero (Circus cyaneus)
- Gavilán pico gancho (Chondrohierax uncinatus)
- Aguililla Aura (Buteo albonotatus)
- Milano tijereta (Elanoides forficatus)
Lo que he escuchado y leído es que los azacuanes son aves grandes, de color oscuro, con origen y destino incierto, pero que vienen a decirnos que algo en nuestro clima va a cambiar: si pasan entre marzo y mayo, pasaremos de la época seca y calurosa a la época lluviosa, y por tanto, tiempo de bendición, de ir preparando los aperos para cultivar (antes, una tarea vital en nuestra cultura). He leído que incluso la gente estaba pendiente del cielo para ver aparecer aquel río impresionante y, cuando esto sucedía, detonaban gritos: -¡Ya vienen los azacuanes!... ¡Ya vienen los azacuanes!. Niños y adultos celebraban y hasta se sonaban caracolas. También he leído que nuestros antepasados consideraban a estas aves como enviados de las deidades a recorrer la tierra y dar cuenta de lo que veían. Lo que sí me consta, es que siguen pasando, pese a la crítica situación ambiental del planeta, como fieles testigos de la vida, pero que cada vez menos –especialmente en las ciudades- la gente se entera de su paso, pues ya nadie sube la vista hacia el cielo, y la capacidad de asombro está quedando resagada por la explosión de tantos distractores que tenemos.
La palabra Azacuán está relacionado con el vocablo náhuatl "Atzacua" que se relaciona con "acarrear" agua. Posiblemente, la relación que se hace entre estas aves rapaces con el inicio y el final del invierno ha dado lugar a su nombre popular.Los secretos de los azacuanes.
Aunque vuelan juntos en grandes grupos de decenas, cientos o miles a la vez, son distintas especies.
Hay especies que pueden viajar desde la zona más boreal (norte) como Alaska o Canadá, hasta la zona más austral (sur) de nuestro continente, incluso la Patagonia. Esta distancia puede ser de unos 15 mil kilómetros. Si consideramos que ese trayecto lo hacen de ida y vuelta, algunos individuos podrían volar durante un año 30 mil kilómetros en su migración.
Las razones por las que los azacuanes emprenden su largo viaje es para abandonar su hábitat durante el invierno, dado que por las bajas temperaturas, la supervivencia es casi imposible, y la comida escasea. Así es como van al sur en busca de mejores condiciones. Vuelven cuando va a terminar el invierno allá en el norte.
Los azacuanes ocupan el mínimo de energía que les sea posible para volar. Utilizan las corrientes de aire caliente sobre las cuales se deslizan (planeando). Estas corrientes son como carreteras invisibles que ellos saben detectar porque son las que los empujan y sostienen en el vuelo.
Normalmente no se detienen en su trayecto. Lo hacen solo por eventualidades como tormentas muy fuertes o temporales, dado que no favorecen las corrientes térmicas, o bien para abastecerse, o cuando cae la noche. Entonces bajan a las montañas aledañas a pernoctar. (Muchas rapaces pernoctan en nuestras montañas y bosques).
Al amanecer se levantan nuevamente aprovechando las corrientes térmicas al calentar el sol de la mañana. En esos momentos se les puede ver volar a baja altura, en vórtex (Ver infográfico 1, abajo) para irse elevando y así reiniciar su trayecto.
Los vórtex son formaciones en espiral que los azacuanes realizan. Cientos de ellos se arremolinan cuando detectan una columna de aire caliente. Con ello ganan más altura y cuando lo han conseguido, vuelven a deslizarse –planeando siempre- en otra corriente de aire caliente. (Ver infográfico 1, abajo)
Algunos azacuanes se quedan a vivir temporalmente en los territorios que recorren. Más de alguno se ha quedado a vivir en nuestro país. Pero eso sí, no se reproducen durante la migración. Solo se reproducen al volver al norte.
Los mitos a veces no favorecen a estos importantes miembros del equilibrio biológico global: al desconocerlos o considerarlos amenazantes, los matan. Esta y otras razones (como muertes naturales o algunos que se quedan) hace que muchos azacuanes no vuelvan con el grupo.
Los observadores de aves rapaces –como mis estimados amigos biólogos- conocen cuándo pasarán no solo porque se sabe que lo empiezan a hacer desde en septiembre allá en el norte. Ellos monitorean su paso a través de los distintos países: México, Guatemala, etc. Gracias al reporte de otros colegas que informan los avistamientos, calculan los días más propicios para observar. Ellos no pasan en un solo día. Pueden pasar a lo largo de varias semanas, especialmente a finales de septiembre y todo el mes de octubre.
Para saber dónde pasarán, se conoce en cada país las rutas que ellos suelen tomar con más frecuencia. Estas dependen de aspectos geográficos: presencia de montañas, humedales, lagunas, lagos, ríos y las zonas que por experiencia y observación saben que se mueven las corrientes de aire termales. Suchitoto, en este caso, es un lugar estratégico. Sin embargo, pueden pasar a lo ancho del territorio. Los he observado pasar por nuestra capital, San Salvador.
En una misma temporada, pueden pasar decenas de miles de azacuanes atravesando nuestro territorio.
Si las condiciones climáticas y otras son favorables, un ave rapaz podría atravesar nuestro país en unas 5 o 6 horas. Sin embargo esto solo es posible con un vuelo continuo sin interrupciones.
Para contarlos, se hace cuando van en filas, en avanzada, y no cuando están en vórtex, pues es imposible contarlos, con cientos de individuos dando vueltas en círculo.
Existen algunos ejemplares a los que se les ha puesto un transmisor, con el que van monitoreando día a día por dónde pasa, la velocidad promedio, la distancia recorrida entre lapsos de tiempo y en total. Tal es el caso de "Island Girl", un halcón peregrino hembra, adulta que partió de la Isla de Baffin, Canadá el 19 de septiembre y pasó por Honduras el día 13 de octubre. Para el día 27 de octubre ya estaba en Colombia. Este tipo de tecnología ayuda a conocer el comportamiento de esta especie en su ruta migratoria.
AZACUANES
La nube se reconoce rapaz,
el vértigo anima su arquitectura;
acarrea mayos, vientos y un haz
de sombras que estallan desde la altura.
La nube, acordeónica y tenaz,
va insinuando estelas de su hermosura:
el cernículo se siente capaz
de ser a la vez aura y águila pura.
Un milano se transforma fugaz
en halcón, y emerge de su envoltura
circus cyaneus, dejando detrás
kilómetros que el aire configura.
Convocan un vórtex de alas y esferas;
sus inviernos rezuman primaveras.
(Para Mario, hermano y amigo, claro)